sábado, mayo 26, 2007

Terminó la temporada.

Pasan los días, pasan las semanas y sigo en estado de sequía. Supongo que esto va por rachas y que en el futuro volveré a escribir con más asiduidad, puesto que temas nunca faltan, pero ahora no acabo de encontrar el ánimo o el tiempo para hacerlo. Lamento tener tan desatendidos a mis lectores, si es que no los he perdido a todos y todavía queda alguien leyendo estas líneas.

Por otra parte, me gusta mezclar temas, cosa que no estoy haciendo últimamente. Esto parece haberse convertido en un blog únicamente de baloncesto, y ésa no es la intención. Sin embargo, aquí estamos una vez más eligiendo este tema para intentar darle algo de vidilla al asunto. Supongo que es lo único que, presentándose como una “obligación”, me hace entrar en mi cuenta de blogger y teclear unas palabras.

La última vez que di señales de vida por aquí fue cuando copié la previa que mi amigo Dani había publicado en su pequeño espacio (mucho más vivo que el mío; como prueba, que ni siquiera nuestra primera presencia en una F4 me llevó a escribir algo de mi cosecha). Desde entonces, han pasado un par de cosas que habría que reseñar:

La primera es que, como cabía esperar, caímos derrotados frente al CSKA de Moscú. No obstante, la imagen ofrecida fue bastante digna si tenemos en cuenta las circunstancias. Ofrecimos más batalla de la que muchos presagiaban y nos mantuvimos con opciones hasta la lesión de Carlos Cabezas. La final de consolación nos enfrentó a ese rival con el que en las últimas temporadas nos parece querer emparejar el destino para constituir un gran clásico del baloncesto nacional. Son ya varios años en los que de una u otra manera nos hemos tenido que jugar las habichuelas con el Tau, con suerte dispar. En Atenas salió cara, gracias a una canasta en el último tiro de Marcus Brown. Aunque era un partido relativamente intrascendente, no debemos obviar las consecuencias de nuestra victoria: ser cabezas de serie en el sorteo de la próxima edición, algo en absoluto baladí.

Y después llegaron las eliminatorias por el título. Una vez más, tocó Tau. Y también en esta ocasión se han cumplido los pronósticos, aunque la imagen ha sido bien distinta a la de Atenas. Mientras que en la capital helena cosechamos una derrota digna, en esta eliminatoria de cuartos de final no hemos dado la cara en ningún momento. El Tau nos ha barrido con una facilidad pasmosa, con diferencias bochornosamente holgadas en casi todo momento. Esta eliminatoria se planteaba de una manera bastante parecida a la de hace unos años cuando, tras el campeonato baskonista, una mala temporada llevó a los entonces pupilos de Dusko Ivanovic a medirse con el Unicaja. El desarrollo de los acontecimientos, en cambio, no ha podido ser más distinto: frente a la durísima batalla que dieron los Scola y compañía entonces (quién sabe lo que habría pasado si Calderón no se hubiera lesionado en los últimos minutos, motivando la salida a cancha de MVP Corrales), una descorazonadora impotencia de los por un par de semanas actuales campeones ACB.

Sin embargo, todos recordaremos estos cuartos de final. No por aspectos deportivos, escasísimamente reseñables, sino por lo ocurrido durante el segundo partido tras ser sustituido Rakocevic. La afición malagueña supo reconocer la soberbia actuación del escolta serbio por medio de una muy extendida ovación; sin embargo, este hombre prefirió saldar cuentas con un par de aficionados, Indio y Pepe (su versión de los hechos, aquí y aquí), que según él se habían estado metiendo todo el partido con su madre muerta. Esto es lo que pasó:





Esta trifulca tuvo su continuación fuera de la cancha, como se puede ver en estas imágenes:



Pero por desgracia, Marcus Brown no pudo joder a Rakocevic en Tau. Nada más lejos de la realidad.

De modo que ahora toca hacer balance de la temporada. Lo haremos de manera sucinta, puesto que corresponderá meterse más en profundidad cuando gocemos de mayor y mejor perspectiva. Tampoco voy a entrar en lo que creo que ha fallado en el equipo este año porque ya lo he comentado por aquí en varias ocasiones. Y porque lo analizaré cuando toque conjeturar sobre los movimientos de cara a la próxima temporada.

Creo que lo negativo supera con creces a lo positivo si analizamos la temporada de manera global. Cierto es que lo positivo ha sido de un calibre que, con el tiempo, eclipsará el resto de sinsabores que han venido jalonando nuestro caminar por la liga ACB 2006/2007. De aquí a diez años, todos recordaremos nuestra primera participación en la gran fiesta del baloncesto continental y, sobre todo, la manera en la que se consiguió, mediante el exorcismo de nuestros demonios particulares que nos permitió sacarnos todas las espinitas que nos había estado clavando el Barcelona desde hacía tantísimo tiempo. Ese triple de Pepe Sánchez permanecerá en nuestras retinas por muchos años, de eso no cabe duda.



Pero el año no ha sido bueno. La imagen ha sido extraordinariamente irregular. Demasiado. Si bien de vez en cuando dábamos la de cal, lo normal es que tocara la de arena. Bien con derrotas frente a rivales netamente inferiores, bien con vapuleos sonrojantes frente a contrarios de cierta enjundia. No es normal lo que ha pasado este año.

Esta mala imagen durante todo el año pondera muy a la baja la consideración de los resultados de manera aislada. Cuartos de final en Copa, cuartos de final en Liga y semifinales en Euroliga: ¿qué nota le ponemos a todo esto? Jugar la F4 hace que la temporada se pueda considerar como productiva en casi cualquier caso; ser octavos en la liga (tanto en la fase regular como en la clasificación final) y caer a las primeras de cambio en la Copa que organizamos convierten casi cualquier temporada en un fracaso. Supongo que todo esto se puede dejar en un aprobado. El cuerpo ahora mismo me pide que éste sea lo más raspado posible, pero soy plenamente consciente de que si la F4 hubiera sucedido cronológicamente después de los Playoffs me pediría ser bastante más generoso. El juego de toda la temporada no invita al optimismo, pero con el paso del tiempo lo que queda es lo que se hizo y no tanto el cómo.

En cualquier caso, lo que es innegable es que hemos elegido la temporada adecuada para jugar con fuego: en la que no peligraba nuestra participación europea (aguardo con expectación en detrimento de quién) y en la que ya no se contaban puntos para el siguiente Trienio. Menos mal.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Bueno Luis, supongo que el Unicaja ha demostrado este año ser capaz de lo mejor, pero sobre todo de lo peor. No es tiempo de lamentarse, sino de buscar soluciones, y por lo que creo el club ya está indagando para sustituir a Scariolo y buscar algún refuerzo para la plantilla. Esperemos que las decisiones que se tomen en la cúpula del club sean las adecuadas y elijamos de manera inteligente los fichajes.

UN saludo:
Luis

10:05 a. m.  

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