sábado, diciembre 23, 2006

Haciendo Historia.

Volvemos a hablar de baloncesto.

Hace algunas semanas publiqué en este mismo espacio mis primeras impresiones sobre lo que podía dar de sí mi equipo -el Unicaja- en esta temporada en la que, por primera vez, había de defender el título de Campeón de Liga cosechado la pasada temporada, en lo que constituyó el punto culminante del progresivo crecimiento que comenzó con Imbroda, se consolidó con Maljkovic y que cristalizó en títulos con Scariolo. Ya entonces manifesté las dudas que el proyecto suscitaba, si bien las esperanzas de recuperación se mantenían altas considerando los antecedentes de las anteriores temporadas de Scariolo junto a la presunta calidad de nuestros jugadores.

El panorama a día de hoy no es mucho más halagüeño. El tiempo ha pasado y las sospechas, lejos de disiparse, parecen presentarse con más fuerza si cabe. Hay momentos en los que parece apreciarse una lenta y leve recuperación, pero los retrocesos son continuos. No en vano el propio Scariolo ha reconocido que el período de adaptación puede darse por concluido, que a estas alturas las prestaciones habrían de ser ya bastante más elevadas y que la mejoría tendría que ser más constante.

Muy al contrario, frente a los escasos partidos que permiten mirar al futuro con esperanza (como la reacción que permitió remontar un partido bastante cuesta arriba como el que finalmente le ganamos a un Barça que también anda bastante pachucho) se oponen con mayor peso y cantidad los que invitan a la zozobra. De hecho, si a mi regreso del viaje a Madrid no podía evitar preguntarme cuántos años hacía que el equipo no nos obsequiaba con un partido tan nefasto (me atrevería a decir que ni siquiera en los tiempos de Paco Alonso), poco tiempo ha tenido que transcurrir hasta encontrar material digno de equipararse a tamaña “exhibición”. Como ejemplo, el esperpento de ¿partido? que tuvimos que presenciar en la visita del Pamesa en lo que me atrevería a decir que fue el peor partido del que recuerdo haber sido testículo; tengo dudas de si la actuación del Unicaja llegó a superar a la de nuestro estreno liguero, pero, mientras que en éste nos tuvimos que medir a un Real Madrid en estado de gracia, cualquier otro equipo –cualquiera- habría ganado sin dificultad a ese Pamesa tan espantoso por al menos 20 puntos (huelga aclarar que cualquier otro equipo habría hecho lo propio contra nosotros). Para colmo, el simulacro de partido terminó con uno de esos finales en los que uno se pregunta en qué estaban pensando esos teóricos profesionales que, recordémoslo, se ganan la vida con esto: a falta de 26 ó 27 segundos el Pamesa gozaba de 3 puntos de ventaja y se disponía a atacar, de modo que, aun contando con un fallo del conjunto taronja, apenas nos quedarían un par de segundos para hacernos con el rebote -o al menos intentarlo-, cruzar toda la cancha y lanzar un triple muy lejano a la desesperada para, en el mejor de los casos, forzar la prórroga. La decisión de no hacer falta, incomprensible para el entendimiento de los simples aficionados de a pie, no llegó si quiera a saldarse con tan poco esperanzador escenario ya que ese tiro que inevitablemente había de llegar en el último segundo de posesión fue un triple que además entró. No obstante, lo más sangrante de todo este asunto es que olvidé mi entrada en casa por lo que, no sólo perdí dos horas de mi vida en tragarme semejante bodrio, sino que además tuve que pagar por ello.

Y en éstas, con más pena que gloria tanto en la competición doméstica como en esa primera fase de la Euroliga que también se nos dio la temporada pasada, llegamos a una debacle de proporciones históricas como la que tuvo lugar en el Olímpico de Badalona. Lo que queda claro, al menos, es que ya no cabe duda alguna respecto al peor partido del equipo en esta temporada y en toda su Historia; ya podemos decir sin pensarlo ni un segundo cuál ha sido el partido más desastroso que jamás haya disputado nuestro equipo (espero no tener que rectificar tal aserto en el futuro): más de 100 puntos encajados, apenas por encima de los 50 puntos anotados, doblados en el marcador, una diferencia de 53 puntos, 35% de acierto en tiros de dos, ¡casi una pérdida de balón por minuto! En fin, que parece complicado hacerlo peor. Afortunadamente me libré de presenciar tan dantesco espectáculo, aunque he de reconocer que voy a intentar hacerme con la grabación del partido por malsana curiosidad; aún no consigo explicarme cómo fue posible encajar un resultado así. Bien es cierto que ya presencié en su momento un par de partidos de este tipo, aunque desde el otro lado de la barrera: contra el Fuenlabrada y contra alguno más en, si no me falla la memoria, un meteórico inicio de temporada bajo la batuta de Maljkovic y con Mrsic y Gurovic sobre la cancha. Por muy improbables que fuesen estos marcadores, no dejaba de existir, al menos, una gran diferencia entre estos equipos y aquel Unicaja con la que explicar en parte lo que ocurrió, pero no recuerdo un marcador tan abultado entre dos equipos de un potencial similar.

Ante una mediocre trayectoria como la que estamos protagonizando, jalonada con ocasionales ridículos de magnitud apocalíptica, las dudas apuntadas por el equipo en general y por algunos jugadores en particular a principio de temporada no hacen sino multiplicarse: Pepe está tan perdido como en la mayor parte de su primer año; Marcus anda de lesión en lesión (hasta el punto de que no parece ya que podamos volver a contar con él en lo que queda de temporada); Kostas brilla a fogonazos y hace un aceptable papel como revulsivo (si bien, como ya le ocurriera a Risacher, parece no contar con el favor del técnico, quien le da un protagonismo mucho menor del que a mi juicio se está ganando); (Orson) Welsh no parece ser el líder que necesitábamos para relevar a Garbajosa en el apartado anotador; Carlos Jiménez hace lo que puede en su reconvertida posición de 4 (en la que sigo pensando que está desperdiciada gran parte de su potencial); Pietrus parece haberse desinflado, volviendo por sus fueros, tras un prometedor arranque de temporada; Lorbek une a sus evidentes limitaciones una timidez, una escasez de autoestima y una fragilidad mental que le impiden sacar partido a sus virtudes en los pocos minutos que le da el entrenador; de Miguel aporta trabajo sucio y, pese a que me gustaría verle más tiempo sobre el parqué, continúan siendo un misterio los términos en los que se concretó su fichaje; sólo Cabezas y Berni parecen aportar convenientemente en todas las facetas, especialmente anotando con regularidad y consistencia hasta el punto de convertirse en las referencias ofensivas del equipo, lo que, por mucho que me alegre por ellos, no deja de ser un mal síntoma. Globalmente las lagunas en ataque son evidentes: sólo Santiago ofrece ciertas garantías en el poste bajo (y tampoco estamos hablando de Wilt Chamberlain) y la capacidad de amenazar de nuestros tiradores no es mucho mayor; la fluidez, además, brilla a menudo por su ausencia ante la mala forma de Pepe y las limitaciones de Carlos que, por muy bien que lo esté haciendo el marbellí, no se pueden pasar por alto. Así, el repertorio se suele reducir a un continuo penetrar y doblar, muy previsible para el resto de los equipos.

Para colmo, no falta quien empieza ya a pedir la cabeza de Scariolo. Personalmente me parece una locura. Entiendo que el italiano se ha ganado el suficiente crédito en su trayectoria al frente de nuestro equipo (recordemos: salvar del desastre a un equipo roto y meterlo en Euroliga en su primera temporada; levantar la Copa del Rey en su segunda; proclamarse Campeón de Liga en la tercera, al tiempo que cerraba la primera fase de Euroliga como mejor equipo de la competición y arrebatarle un trienio al Barcelona, toda una hazaña si tenemos en cuenta el lastre con el que lo comenzamos) como para que le permitamos hostiarse un año.

Resumiendo, una vez transcurrido un tercio largo de la temporada, ya comienza a haber suficientes elementos de juicio como para calibrar las posibilidades del equipo y esto tiene bastante pinta de temporada de transición, la verdad. Me parecen excesivamente agoreras las predicciones de quienes ya se aventuran a situarnos fuera de las eliminatorias por el título, pero me parece que podremos darnos con un canto en los dientes si alcanzamos las semifinales (teniendo en cuenta que difícilmente nos meteremos como cabezas de serie, lo que conlleva un rival complicado en cuartos). Donde hay que echar el resto es, sin duda, en la Copa. Las características de una competición que tan sólo requiere un fin de semana largo de inspiración la convierten de por sí en una magnífica posibilidad de salvar una temporada; más todavía con un escenario propicio. Iniciar el nuevo trienio con una Copa y unas semifinales de Liga sería todo un éxito si tenemos en cuenta las circunstancias.

No obstante, la histórica catástrofe podría finalmente tener consecuencias positivas, ya que parece que consiguió despertar en nuestros jugadores un orgullo que, ante la falta de buen juego, se antojaba imprescindible para salir adelante. Resulta inexplicable que los mismos jugadores que el miércoles se habían arrastrado por la pista el viernes puedan borrar del mapa a un equipo que no lo estaba haciendo mal como el Caja San Fernando mediante una magnífica defensa (22-0 como parcial de arranque de un primer cuarto en el que los sevillanos no anduvieron demasiado lejos de quedarse sin inaugurar el marcador), una buena disposición para el contragolpe, un notable acierto en el tiro y unas ganas que, de haber aparecido en Badalona, otro gallo habría cantado (no hablo de ganar el partido, hablo de al menos jugarlo). ¿Quién sabe? Puede que una debacle como la acontecida en Badalona contribuya a hacernos despertar definitivamente al igual que le sucedió hace muchos años al Barcelona de Cruyff tras una célebre goleada en Zaragoza; puede que, por lo tanto, hayamos tocado fondo y a partir de ese momento sólo podamos ir hacia arriba. Ojalá.

4 Comments:

Blogger Bouba said...

Oye, Scariolo después de ganar con un Madrí inferior, la temporada posterior lo tuvieron que botar. Con lo que lo del crédito, no sé. Aunque como ya conocemos todos su calaña moral, es un buen entrenados para la mentalidad poscajarondista.

Y ganarle el Barça no tiene mérito xd. Ivanovic ya desquició a Marconato el año pasado y este año lo ha terminado de hacer con Kakiouzis. Y si lo ha logrado con estos dos jugadores "gatos viejos", pues con Fran Vázquez que mentalmente no es muy "estable" -pa decir algo- pues ni te cuento. Kasun tiene un gran potencial, pero o no juega todo lo posible o se carga rápidamente por ha de salir a la línea de 3 a defender exteriores. Con lo que el único jugador interior más o menos regular es Trias, que le pone empeño y eso, pero como que hace falta algo más. Ser interior en este equipo es pa retirarse de este deporte.

8:14 p. m.  
Blogger Luis said...

Sobre Scariolo:

En primer lugar, la liga conseguida por las huestes merengues en el Palau (que dejó una imagen para la Historia, la de Nacho y Djordjevic, y una frase para la Historia, la de Sartén-Aito a Cazo-Scariolo sobre la ética) tuvo lugar en la primera temporada del italiano al frente de la nave blanca, la 99/00, mientras que no fue destituido hasta el verano de 2002. Dicho de otra manera, ni tuvo Scariolo tiempo para acumular tanto crédito como aquí ni se le destituyó a los pocos meses de haberse consumado la gesta.

Por otra parte, no creo que el Real Madrid de aquella época se pueda considerar un ejemplo de gestión para casi nadie. No hay más que recordar la cantidad de entrenadores más o menos reconocidos que, temporada a temporada, fueron desfilando por el banquillo merengue con mucha pena y poca gloria. Las raíces de tanto fracaso se hundían a mucha mayor profundidad de la que supone el banquillo, de eso no cabe duda.

En cualquier caso, tampoco eran mis palabras un intento de prever lo que pueda decidir el club; por el contrario, me limitaba a exponer mi punto de vista respecto a las reclamaciones de algunos aficionados que ya están pidiendo la engominada cabeza de Don Sergio.

En cuanto a las penas propias que has desahogado aquí, naturalmente no puedo valorar lo ocurrido el año pasado. No obstante, has puesto como ejemplo el juego interior. Puede que los jugadores que mencionas no estén en su mejor momento, qué duda cabe; sin embargo, la diferencia es que, mirando el plantel de pívots al que has hecho referencia, uno se da cuenta de que los vuestros tienen calidad, físico y versatilidad suficiente como para estar satisfecho. Dicho de otra manera, si ocurriese que se adaptasen por fin a Ivanovic (es curioso, pero yo abandoné España con Dusko siendo el mejor entrenador del mundo y ahora abundan sus críticos; me fui con Marc Gasol siendo el hazmerreír de los ambientes baloncestísticos y, al regresar, me lo encontré jugando ¡y bien! con la selección, y con la gente ahora elucubrando sobre sus posibilidades para le NBA. Lo que da de sí un año...) darían auténtico miedo. Por cierto, ¿te da la sensación de que los jugadores le están haciendo la cama al serbio?

Nosotros, por contra, jugamos muchos minutos con Pietrus de 5, cosa que, por este año, peor arreglo tiene.

De todos modos, siempre es reconfortante tener noticias de las adversidades culés. Mal de muchos, consuelo de tontos, dicen. Pero ejjj que yo soy mu tonto.

2:43 p. m.  
Blogger Bouba said...

Hmm, sí, es verdá lo del Gominolo. Pero la temporada posterior perdió contra el Barça de Gasol. Donde el ahora NBA hacía lo que le daba la gana y estaba acompañado de Saras, Navarro, Dueñas en buena forma, el malogrado -deportivamente- Karnisovas, el saltarín Elson, etcétera. De hecho si no recuerdo mal, ganó todas las eliminatorias por 3-0. Con lo que a priori parece suficiente buen rendimiento como para no botarle la temporada siguiente. Pero, ¿No fue él el responsable de traer a cracks como Attruia?... No lo decía por el club, sino porque que un entrenador lo haga bien, no significa que luego no pueda cagarla a base de bien.

Sobre lo del barça, aparte de que "tenía que soltarlo", he mentado lo del juego interior porque el exterior más o menos funciona y lo del interior es esquizofénico (Aunque los bases son todo lo contrario a lo directores que pide Ivanovic). No creo que le estén haciendo la cama, lo que no son jugadores como los del TAU -Nocioni, Scola, Prigioni y demás-, tienen calidad y eso, pero una mentalidad distinta -Lakovic es uno de los mejores jugadores de Europa, pero no en el papel de base director como Prigioni o Pepe Sánchez-. Quicir, si Fran Vázquez ha de pillar confianza y a la primera cagada lo metes en el banquillo, pues no es la mejor manera. Y Kasun que se ha de adaptar y tiene problemas de faltas, pues si por la puta individual ha de salir a defender exteriores, se carga aún más fácilmente. Y son 5 pa dos puestos... Weno, el otro día probó al griego de 3 -su posición natural-. Este tipo es capitán de su selección y Dusko le ha dejado partidos enteros en el banquillo, en fin, pa qué seguir.

Marc Gasol ha seguido un tratamiento de estetic integral o algo. Por cierto ¿quién es ese unicajero -unicajamanía/foro acebé- hipermegadefensor de G Gabriel y que entre otras cosas decía no sé qué de enchufismo en la selección pa Marc?

slds

7:50 p. m.  
Blogger Luis said...

Que un entrenador la puede cagar por muy bueno que sea es obvio. De hecho, a mi juicio, Scariolo es un buen ejemplo de ello. Creo, sobre todo, que la confección de la plantilla presenta serias deficiencias y que, en el apartado técnico, algunos jugadores deberían participar más. No obstante, esto no deja de ser la opinión de un simple aficionado que ni siquiera es de los que saben mucho. Por ello me parece prudente confiar en quien hasta la fecha lo ha venido haciendo bien.

De todos modos habría que separar las facetas de entrenador y fichador; recuerdo las palabras de un forero madridista (creo recordar que Wally) me advirtió que, aun reconociendo sus enormes aptitudes desde el banquillo, de ninguna manera le permitiésemos fichar. Precisamente por casos como el de Attruia, por ejemplo (si bien hay que recordar que, de no haber sido destituido, el Madrid habría contado con Delfino cuando no le conocía casi nadie).

En cualquier caso, en mi opinión, la decisión de echar a Scariolo fue un craso error de un club que, como ya dije, no me parece que sea modelo de buen hacer, especialmente en esa época. Su dirección hasta la fecha había sido más que aceptable si tenemos en cuenta los mimbres con los que contaba el italiano. Buen apunte habría sido el de recordar el imperturbado camino de su verdugo, el Barça del gran Gasol, hacia el título si no fuese por el "casual olvido" del ignominioso robo del que fue objeto el Unicaja del no menos grande Petruska, que habría supuesto una merecida mácula en el expediente.

Por otra parte, sobre lo de Fran Vázquez estuve hablando el otro día con Maese Valters y CLM en una mini-quedada de nuestro barrio. Especialmente sobre un detalle del que no tenía conocimiento: reparé que, en la visita de las pérfidas hordas azulgranas, el gallego no disputó minuto alguno; lo que no sabía es que el propio Dusko reconoció a los periodistas que su decisión estaba basada en la poca confianza que tenía el serbio en cuanto al posible rendimiento de Fran The Man en un ambiente adverso como el que se habría encontrado. O, dicho de otra manera, que sabía que se habría hecho caquita en los Abanderado por lo que se abstuvo de tentar a la suerte. Pocas humillaciones mayores se pueden pensar para un deportista de alto nivel.

En cualquier caso, ya digo que vuestro caso me parece más leve porque, en principio, ese plantel debería funcionar, cosa que se me antoja más dudosa en el nuestro.

Sobre el pangermanista, no me queda claro si te refieres al que firma como Unicajero o si con tal término te refieres a un seguidor del Unicaja que escribe en los foros bajo otro pseudónimo. Si el caso es el segundo, se agradecería la identidad del susodicho y, si fuera posible, algún enlace. Creo que sé de quién hablamos, pero por si acaso.

8:07 p. m.  

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