miércoles, noviembre 09, 2005

Un gran hallazgo.

Encontrábame paseando por el centro de la ciudad cuando llamó mi atención una librería que desde fuera prometía ser bastante grande y que, una vez dentro, superó las expectativas más optimistas. Cuando atravesé sus puertas no esperaba encontrar más que una buena cantidad de libros, pero la realidad era bien distinta: no sólo había muchos libros de diversa índole, sino que éstos estaban acompañados por montañas de cedeses, deuvedeses y revistas.

Pasé un buen rato en esa tienda con la boca haciéndoseme agua; es un lugar en el que gastar horas y libras a partes iguales y, aunque de momento no he gastado ni un penique -todo llegará, sin duda-, sí que he repetido visita voyeurística en más de una ocasión.

Algo que puede sorprender a un español de a pie es lo que ocurre en la sección de libros, muy distinto a lo que por nuestras tierras estamos acostumbrados. Hace algunos años ya leí algo a este respecto en el libro que publicó Máximo Pradera en su momento de apogeo en Lo + Plus (literatura de altos vuelos, como veis). El libro consistía en 66 preguntas que se formulaba a sí mismo basándose en las que le solían plantear sus espectadores. En una de ellas, Máximo comparaba las enormes diferencias entre el sentido comercial existente en EE.UU. y en España, poniendo como ejemplos los establecimientos en los que se pueden adquirir libros y/o revistas. Mientras que en España te puedes llevar alguna que otra mirada inquisitorial o incluso ser objeto de una reprimenda si ojeabas un artículo con excesivo detenimiento -cuando no somos nosotros mismos como clientes los que nos autocensuramos-, en EE.UU. te dan todas las facilidades y comodidades para que te tomes el tiempo que quieras para ver el material. Allí son conscientes de que una revista ojeada no equivale a una venta perdida, ya que nadie se compra todo a lo que en un momento dado le puede apetecer echar un vistazo (algo parecido a lo que ocurre con la música bajada de internet); en España, por el contrario, siempre hemos visto este asunto más a corto plazo, sin darnos cuenta de que, ojeando un libro o una revista que en principio no pensábamos comprar, podemos toparnos con un artículo especialmente interesante que nos lleve a adquirir el producto, siendo a la larga mucho más rentable permitir que el cliente se sienta cómodo mirando las posibilidades que se le ofrecen. No obstante, todo sea dicho, hay que reconocer que en los últimos tiempos esto está cambiando un poco en nuestro país con casos como el de Eroski, donde te permiten mirar todo lo que quieras. Sin embargo, a pesar de haber leído que esto existía en el mundo anglosajón, no dejó de resultarme curiosa la imagen de una librería en la que los clientes tienen a su disposición mesas, sillas e incluso unos sillones con una pinta de cómodos tan atractiva que dan ganas de secuestrarlos, retenerlos en mi piso y no pedir rescate. De hecho, hasta te puedes llevar libros o revistas al Starbucks Coffee situado en el interior del establecimiento.

No obstante, el gran hallazgo que menciono en el título de este mensaje no es este maravilloso establecimiento; por el contrario, dicho descubrimiento se encuentra en la planta baja del mismo a la que se accede por medio de unas escaleras mecánicas que, como todas las que hay aquí, están al revés, teniendo que tomar la de la izquierda en lugar de la de la derecha, como corresponde a nuestra tendencia adquirida tras tantos años de utilizar escaleras mecánicas. En esta parte de la tienda se encuentran las películas y la música. Me dirigí hacia la zona ocupada por el material cinematográfico y me dispuse a comprobar si aquí tienen un DVD que llevaba bastante tiempo buscando (de motu propio y por encargo de algún forero): la gran primera película de Kevin Smith, de título Clerks. No sólo encontré lo que andaba buscando sino que, para mi regocijo, mis ojos fueron a dar con la estantería que aparece en la imagen:



Por si la tienda no era lo suficientemente buena, van y le dedican una estantería a Kevin Smith.

Como sé que por estos lares se dan cita varios degenerados de calenturienta mente, he de aclarar que la carátula negra que ocupa la parte superior de la imagen, en la que aparece la leyenda Clerks X, no se trata de un Uncensored Cut de la película en la que podamos ver la muerte del primo Walter, las 37 de la discordia o esa experiencia tan traumática de Caitlin Bree en el cuarto de baño del Quick Stop; se trata, en cambio, de una edición especial conmemorativa del décimo aniversario de su estreno, que incluye extras tan suculentos como una versión alternativa de la película con final distinto. La pega, sin embargo, es que no contiene subtítulos en español (ni la versión doblada al español, naturalmente). Aun así, huelga comentar que un ejemplar de este DVD volará conmigo de vuelta a España. Quizás alguno de los que están leyendo esto se ofrezcan voluntarios para hacerme una “copia de seguridad”.

Como si de una edición de Días de cine se tratase, aprovecharé la ocasión para realizar un pequeño repaso a la carrera de este desigual cineasta, del que, según me consta, hay algunos seguidores entre los que visitan este rinconcito virtual.

Kevin Smith comenzó su carrera cinematográfica con la realización de lo que él denominó Trilogía de Nueva Jersey, que engloba sus tres primeros trabajos: Clerks, Mallrats y Persiguiendo a Amy. Según leí en una ocasión, esta trilogía fue un ardid urdido por Kevin Smith con la intención de asegurarse la realización de un par de películas más con la productora que le ponía el dinero [modo Lopera on]en loarto lamesa[/modo Lopera off]; de hecho, es bastante probable que más de uno que desconozca este dato se sorprenda a causa de la aparente falta de relación entre dichas películas, que narran historias totalmente independientes entre sí.





No obstante, las relaciones y similitudes entre las tres partes son más de las que a primera vista puede parecer. En primer lugar, desde un punto de vista temático, las tres películas tienen mucho en común: básicamente todas tratan sobre las relaciones de pareja, sobre las relaciones de amistad y sobre la influencia que pueden tener las primeras sobre las segundas. Las tres películas comparten protagonismo por parte de parejas de amigos (Dante y Randal en Clerks, T. J. y Brody en MALLRATS, Holden y Banky en PERSIGUIENDO A AMY) entre los que juega un papel decisivo la delicada situación sentimental por la que atraviesa uno de ellos. Aunque en MALLRATS son los dos quienes tienen problemas con sus respectivas parejas, creo que las vicisitudes de Brodie (Jason Lee) son claramente secundarias en el desarrollo de la historia que, por el contrario, gira en torno a los desesperados intentos de T. J. para recuperar a su novia; intentos que son los que de verdad tienen un influencia sobre las vidas de los protagonistas.



Aparte de esto, hay varios ejes fundamentales en la Trilogía: humor, sexo y Guerra de las Galaxias; aunque sería más preciso decir: humor sobre sexo y sobre la Guerra de las Galaxias. No obstante, el humor tiene menos relevancia en la tercera película de la trilogía, Persiguiendo a Amy, la más “seria” de las tres.

Para mi gusto, la mejor película de Kevin Smith hasta la fecha es su ópera prima. Clerks es una película rebosante de ingenio y frescura. Rodada en blanco y negro, narra un día en la vida de Dante Hicks, dependiente en un supermercado junto al que se halla el videoclub en el que trabaja su íntimo amigo Randal (para mí, con diferencia, el mejor personaje de todo el universo Smithiano). Aunque se trata de una comedia en estado puro, no se trata de la típica película hueca sino que, entre carcajada y carcajada, nos cuenta una historia y nos retrata a unos personajes mediante unos diálogos magníficos. Tuvo un éxito relativamente importante en EE.UU., lo que llevó a la realización de una serie de televisión en torno a sus personajes principales.



Resulta asimismo especialmente destacable Persiguiendo a Amy, pese a que el componente humorístico se reduce considerablemente. Quien vaya a ver esta película, debe tener claro que, aunque hay momentos divertidos, no estamos hablando de una película “de risa”.



Entre éstas, sus dos mejores obras, Kevin Smith firmó la divertida aunque con menor “chicha” desde un punto de vista narrativo Mallrats. Es, con diferencia, la más floja de las tres, aunque se trata de una cinta decididamente recomendable gracias a un puñado de eficaces gags. No obstante, me parece especialmente decepcionante el final de la película, completamente edulcorado y hollywoodiense; nada que ver con los magníficos finales agridulces de las dos películas arriba comentadas.



Y entonces llegó el dinero. Y pasó lo que suele pasar en cuanto la Industria pone sus sucias manos en algo: se jodió el invento.

Tras convertirse en uno de los nombres más prometedores del cine independiente americano, se embarcó en su primer proyecto realmente ambicioso: Dogma. En ella aparecen por primera vez rostros realmente conocidos para el gran público como Ben Affleck (ya como una figura consagrada), Matt Damon, Salma Hayek o Linda Fiorentino. Lo que arranca como una prometedora sátira religiosa, acaba por convertirse en una historia sin pies ni cabeza; y sin demasiada gracia, dicho sea de paso.



Tras esta fallida película, Kevin Smith decidió darle un giro a su carrera y acabar con dos personajes que habían aparecido en todas sus películas: dos antagónicos traficantes de droga que responden al nomre de Jay y Bob el Silencioso (personaje interpretado por el propio director). Qué mejor forma de hacerlo que dándoles el protagonismo absoluto en la descerebrada Jay y Bob el Silencioso Contraatacan. El guión de esta película compite en complejidad argumental, hondura emocional y laboriosidad con el de Fue a por Trabajo y le Comieron lo de Abajo; no obstante, pese a tratarse de una película que podríamos calificar como “mala” desde un punto de vista cinematográfico, lo cierto es que me lo pasé bien viéndola. ¿Por qué? Más que una película, se trata de una gamberrada destinada a un público muy concreto: los que habíamos visto varias veces cada una de sus películas y estábamos familiarizados con los personajes que en ellas aparecen; es como la grabación-chorra que haces con tus colegas, repleta de bromas privadas que sólo resultan divertidas a quienes las comprenden. Y esta película vive de eso: reapariciones de personajes de sus anteriores películas a los que consideras casi de la familia junto a un nutrido conjunto de cameos francamente divertidos. Sin embargo pese a que algunos podemos disfrutar con esta película, es indiscutible que se trata de un trabajo abrumadoramente inferior a lo que nos tenía acostumbrados.



Y por fin llegó su película más reciente: Jersey Girl. Totalmente desaparecido el componente humorístico, eje de toda su carrera, Kevin Smith firmó una película más del estilo de sus protagonistas que de su director; o, lo que es lo mismo, tiene más que ver con una película protagonizada por Ben Affleck y Jennifer López que con un film dirigido por Kevin Smith. En otras palabras: comedia romántica sensiblera como la que hemos visto hasta la saciedad.



Quizás es que, como escribió un crítico en el País -creo recordar que Mirito Torreiro-, Kevin Smith se ha vuelto un blando con la edad; es posible que se trate de un director mediocre al que la pólvora no le duró mucho; puede que la falta de imaginación de Hollywood, acreditada por su cada vez más acusada tendencia a los remakes de películas antiguas así como de las que resultaron exitosas en otros países (por no hablar de la irritante moda de llevar a la pantalla a todos los personajes de cómic de la Historia), castre la creatividad de todo aquél con el que se asocia. Sea como fuere, todos deseamos que no nos hallemos frente a una de esas promesas que se quedan en el camino y que, en su próximo trabajo, este director vuelva por donde solía.

Para terminar, me gustaría poner la nota freakie. Las películas de Kevin Smith, especialmente las tres primeras, están plagadas de referencias a personajes comunes. No ha faltado quien se ha dedicado a recopilarlas. Recuerdo que, en su momento, hice una pequeña recopilación de estos datos curiosos en el foro; lamentablemente, este hilo se fue al garete en la gran criba. He estado intentando volver a encontrar aquellas páginas de las que obtuve la información pero de manera infructuosa: apenas aparece una mínima parte de lo que hallé en aquella ocasión. Por lo tanto, alguien que disponga de más tiempo, ganas, accesibilidad a la red o pericia tirando de buscador que yo, podría intentar buscar el mencionado entramado de curiosidades que rodea a las películas de Kevin Smith, ya que merecía la pena; y, sobre todo, te dejaba con unas ganas tremendas de revisar su trayectoria de nuevo.