martes, julio 18, 2006

Un año de tristes efemérides (V).

Aquí una fecha más para el triste recuerdo. Y en este caso una de las de verdadera relevancia: hoy se cumplen 70 años del alzamiento de Paquito y adláteres y con él, salvo para revisionistas varios, el inicio de la Guerra Civil. Se trata sin duda de uno de los hechos más tristes de la Historia de nuestro país, que todavía mantiene divididos de manera apreciable (desde luego, en mucho mayor medida de lo que sería recomendable) a determinados sectores de la sociedad.

En un momento en el que los totalitarismos vivieron su Edad de Oro -especialmente en Europa; en Hispanoamérica llegaron después-, la Guerra Civil fue el resultado del fanatismo de los fascistas, comunistas, anarquistas y demás. La situación en la actualidad, por lo que leo, vuelve a estar calentita hasta el punto de que hay quien se aventura a augurar el estallido de una nueva conflagración patria. De ninguna manera puedo mostrarme tan catastrofista. El odio suscitado entre unos y otros no alcanza en absoluto los índices de aquellos tiempos, principalmente por la progresiva desaparición de posturas radicales (probablemente llegando al exceso, ya que hemos desembocado en un insoportable bipartidismo que cada vez se acentúa más pero, parafraseando a Michael Ende, ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión). Creo que podemos decir, por lo tanto, que hemos aprendido la lección de manera mayoritaria; o al menos eso espero.

Una vez más, recuerdos a la memoria de las víctimas.

viernes, julio 07, 2006

Un año de tristes efemérides (IV).

Una fecha más para el recuerdo: hoy se cumple un año del ataque terrorista en Londres.

En este tipo de casos se suele decir que uno siempre recuerda lo que estaba haciendo cuando se enteró de la noticia; en mi caso, esta tendencia natural se vio acentuada por el hecho de que tuve conocimiento de la tragedia durante una de mis clases de español con mi amiga y ex alumna inglesa (londinense para más inri). Su teléfono había estado sonando con bastante insistencia, pero ella lo ignoraba para no interferir en la clase, hasta que finalmente decidió escuchar los mensajes que alguien le había dejado en el contestador. Como podéis imaginar, su cara se fue transformando en un auténtico poema. Naturalmente, nos olvidamos de la clase y nos pusimos a ver la televisión. No daba crédito a lo que estaba viendo, y el horror que un suceso como éste produce por sí mismo se incrementa notablemente cuando el escenario es conocido para uno; cuando sabe que ha pasado por allí en numerosas ocasiones; cuando tiene allegados -de los que, para colmo, todavía no sabes nada- viviendo o trabajando en esa zona (no obstante, hasta donde yo sé, no hubo ninguna desgracia cercana que tuviera que lamentar ni ella ni su entonces novio y ahora prometido).

Un año después, tengo que decir que me ha sorprendido la "escasa" cobertura mediática que se le ha dado al asunto en tierras inglesas. He de decir que hoy ha sido un día un poco peculiar ya gran parte de él lo he pasado intentando recuperarme de los efectos combinados de una respetable (aunque no terrible) resaca y de unos días de sueño acumulado; no obstante, he estado con un ojo en la tele mientras vegetaba y la sensación que me queda es que en España siempre ha tenido mucha más repercusión el recordatorio de este tipo de tragedias como la del 11-M o el asesinato de Miguel Ángel Blanco (lo que no estoy seguro de si se debe valorar de manera positiva o negativa). Bien es cierto que en Inglaterra no tuvieron la tormenta política que padecimos en España y que todavía colea, aunque lo que ocurrió con Jean Charles de Menezes (hilo del blog en el que se plasmó la mejor y más profunda intervención de las que hasta el momento se han escrito por aquí en ese glorioso primer comentario del Loco; asimismo, pudimos conocer alguna de las influencias literarias de uno de los visitantes de esta página) también tuvo su miga.

En fin, que otra ocasión más en la que la sinrazón humana nos obliga a honrar la memoria de unas víctimas que simplemente pasaban por allí.