jueves, febrero 23, 2006

Un año de tristes efemérides (I).

Como presentación de esta serie de artículos -por llamarlos de alguna manera-, paso a reproducir parte de lo que ya escribí en el foro:

Últimamente, pensando sobre diversos asuntos, me he ido dado cuenta de una circusntancia bastante curiosa que me apetecía comentar: la gran cantidad de acontecimientos lamentables que tendremos que conmemorar, especialmente en el ámbito nacional, en los próximos meses. Hagamos un pequeño repaso:

- 25 aniversario del 23-F.
- 30 aniversario de los sucesos de Vitoria.
- 2 aniversario del 11-M.
- 70 aniversario del alzamiento del 18 de julio.
- 5 aniversario del 11-S.

Estaba convencido de que este verano se cumplían diez años del asesinato de Miguel Ángel Blanco, pero he podido comprobar que tuvo lugar en 1997. En cualquier caso, no está mal para unos pocos meses. Por desgracia, me voy a perder todo el torrente de documentales, especiales informativos, reportajes en Informe Semanal, etc., (como muchos sabéis, en estos momentos no estoy viviendo en España) aunque puede que en estos casos se acabe por llegar a la saturación. Pero bueno, siempre me queda la opción de recordarlo con los paisanos que tengo por estas inhóspitas tierras inglesas y, de paso, explicarselo a los guiris.

En esta serie pretendo dar un punto de vista personal y subjetivo sobre cada uno de estos acontecimientos, fundamentalmente en cuanto a cómo los viví en los casos en los que proceda. Naturalmente, espero ansioso todas las aportaciones de mis queridos lectores, que serán bienvenidas.

El primer hecho que toca recordar es el que hace 25 años produjo el mayor margen de beneficios para los fabricantes de papel higiénico en toda su historia: el 23-f.

Como es natural si tenemos en cuenta que en aquellas fechas contaba con la tierna edad de un año y medio, mis recuerdos sobre tal suceso son "bastante vagos". En realidad, todas mis referencias a este hecho son producto de lo que he visto, oído y leído con posterioridad.

Desde luego, siendo un acontecimiento lamentable la irrupción de las fuerzas del orden en un Parlamento, al menos tenemos el consuelo de que todo acabó bien. Aquellos tiempos sí que eran convulsos y no los de ahora, por mucho que desde determinados sectores se pretenda presentar la situación actual como próxima al acabose. Si en estos momentos no faltan quienes loan las palabras de "advertencia" de cierto general, qué podrían decir en aquellos momentos, recién salidos de una cómoda dictadura -para los que comulgaban con ella, claro-, y con E.T.A. y el G.R.A.P.O. en su momento de mayor apogeo. Pues probablemente lo mismo que se podía oír en los funerales de las víctimas del terrorismo, en los que no era raro que la masa dirigiera cánticos al ejército solicitándoles que pusieran orden.

De las imágenes que todos hemos visto una y mil veces, lo que siempre me ha llamado más la atención, supongo que como a todo el mundo, es la ráfaga de tiros al techo del hemiciclo con la consiguiente desaparición de todas las cabezas -menos dos- de los escaños. No me entra en la cabeza cómo fueron capaces Suárez y Carrillo de mantenerse erguidos ya que el ponerse a cubierto ante semejante situación debe ser poco menos que un acto reflejo.

Como dato curioso, comentar que en el plano personal se trata de un suceso que me trae buenos recuerdos. Hace ya casi una década -joder, cómo pasa el tiempo- yo estaba haciendo C.O.U. en el colegio San Estanislao de Kostka, en el que es costumbre que los alumnos del último curso hagan un pregón en forma de obra de teatro compuesta por pequeños sketches. Normalmente hay un tema sobre el que supuestamente gira el pregón aunque, en la práctica, es más orientativo que otra cosa. Para la promoción de 1997 la excusa argumental era la de "Hechos Históricos". No recuerdo muy bien cómo, por qué ni de quién surgió la idea, pero el caso es que mis amigos y yo optamos por hacer una parodia sobre este hecho, con nuestro Gutiérrez Mellado encarándose con los Guardias Civiles y todo (si bien los métodos que empleaban éstos eran incluso más expeditivos que los que en realidad utilizaron: un helicóptero al más puro estilo Pressing Catch). La pena es que el pregón se representaba dos días -uno para padres y otro para alumnos- pero cada número sólo se grababa una vez, y el día que nos tocaba a nosotros -aunque en aquel momento no teníamos ni idea- fue en el que a Tejero se le olvidó medio guión, dedicándose la mayor parte del tiempo a decir incoherencias.

Por suerte, el desarrollo de los acontecimientos permtió que nos lo pudiéramos tomar a cachondeo.

miércoles, febrero 15, 2006

Ese pedazo de inglés que nos gastamos los españoles.

Sé que es complicado; no obstante, espero que este periodo de exilio por el que estoy atravesando me permita alcanzar algún día el nivel de inglés de los líderes de la patria. Tanto los de tiempos lejanos -incluso más lejanos que los de Cureton- como los de ahora, de un signo como de otro.

Por cortesía de Ignacio Escolar.