domingo, octubre 08, 2006

Nuevo inicio "a la Scariola": primeras impresiones del equipo.

Con este título no me refiero, naturalmente, a nuestra querida Blanca Ares, sino a la tendencia que viene acreditando desde hace tiempo nuestro no menos querido entrenador, Sergio Scariolo, en las temporadas que lleva dirigiendo a nuestro aún más querido equipo de baloncesto, el Unicaja de Málaga: la de comenzar la temporada en un momento de forma muy bajo.

Y es que, tras la ya comentada abultadísima derrota en Vistalegre, el equipo malagueño volvió a dar la de arena (creo que la de cal es la buena, aunque este extremo nunca me ha quedado del todo claro) al caer derrotado contra pronóstico frente al Bruesa guipuzcoano, un equipo de escasísima tradición baloncestística que acaba de aterrizar -diría que por primera vez- en la máxima categoría del baloncesto nacional; y que, para colmo, presenta un equipo confeccionado con unos mimbres bastante discretos.

Del partido en sí, cabe destacar una vez más la deplorable defensa realizada por el equipo, que permitió que un equipo tan limitado como el Bruesa se marchase al descanso con más de 50 puntos en su casillero, atesorando una veintena de puntos de ventaja. En la segunda parte, el Unicaja se puso moderadamente las pilas y consiguió ir recortando la ventaja a lo largo de la segunda parte gracias a un moderado incremento en las prestaciones defensivas, alguna racha de acierto desde la línea de 3 puntos, el buen trabajo en líneas generales de jugadores secundarios como Berni Rodríguez o Flo Pietrus (al que le debieron poner La Marsellesa en el vestuario) -con 20 puntos de valoración por cabeza- y, por qué no decirlo, un arbitraje que me pareció bastante casero. Gulyas, por su parte, volvió a dar muestras de que, una vez mejorados su estado de forma y su adaptación al engranaje colectivo, podría llegar a ser un jugador bastante útil para el equipo, aunque la noticia ya confirmada del retorno de Santiago hace que sus días Málaga parezcan contados.

Lo más descorazonador, en cambio, fue la escasa pericia mostrada por nuestros jugadores a la hora de resolver jugadas en momentos comprometidos. Un par de nuestros ataques en los últimos minutos, en especial la bola de partido que desperdiciamos tras los lanzamientos libres fallados por Davin Davis (si no recuerdo mal) a falta de unos 15 segundos para el final del partido, merecen ser estudiadas en los clinics de baloncesto como claros ejemplos de lo que no se debe hacer en este tipo de circunstancias. La estrategia pareció ser la de pasarse la patata caliente rehusando a aprovechar buenas posiciones de tiro (Welsh y Vassiliadis) y obligando a otros compañeros (Berni y Pepe Sánchez) a tiros muy forzados. Como se comentaba entre la comunidad forera, parecía que estuviéramos buscando a Garbajosa.

El resultado de todo esto es nuestra posición de colista. Las malas sensaciones provocadas por el equipo en este arranque de temporada me han hecho retomar algo que ya pensé en su día pero que, entre unas cosas y otras, acabé por no hacer: un pequeño análisis del equipo con el que contamos para afrontar la temporada en la que habremos de defender título.

La planificación de la plantilla se vio dramáticamente afectada por la marcha a la NBA del mencionado -y añorado- Jorge Garbajosa, el que fue jugador clave para la conquista de la Liga del año pasado y de la Copa de hace dos (por mucho que alguna memorable intervención en el foro verde apuntara a lo contrario, en lo que luego constituiría en el inicio, aún no superado, del hilo de antología del ventanismo). Jugador completo donde los haya, notable al menos en todas las facetas del juego, capaz de anotar tiros decisivos, trabajador como el que más y poseedor de la inusual cualidad de hacer mejores a sus compañeros (que se lo digan a Fran Vázquez. ¡De qué gran pareja interior podríamos haber gozado por al menos un lustro más si uno y otro no hubieran emigrado), es uno de los mejores exponentes del baloncesto europeo de lo que se puede entender como un "jugador franquicia" y, por lo tanto, harto difícil de sustituir.

Junto a esta ausencia, se han producido otras de menor relevancia: Walter Herrmann, Stephane Risacher y Jesús Lázaro también abandonaron la nave verdimorá. En cambio, se incorporaron a la misma jugadores como Vassiliadis (pese a su testimonial presencia en las eliminatorias por el título, su incorporación ha de entenderse como un fichaje), Jiri Welsh, Carlos Jiménez, Lorbek e Iñaki de Miguel. Por último, Gulyas quien, con toda probabilidad, será el sustituido por Santiago.
Resumiendo, queda una cosa tal que así: Carlos Cabezas y Pepe Sánchez como bases; Berni, Marcus Brown, Welsh y Vassiliadis en las alas; Carlos Jiménez; Pietrus, Lorbek, De Miguel y Santiago.

En principio, la cosa parece que promete. Sin embargo, hay cosas que no me terminan de cuadrar. Creo que el equipo está descompensado: mientras que nuestro perímetro se muestra como muy bien construido, completo, con calidad a raudales, y está compuesto por jugadores muy complementarios que ofrecen una amplísima gama de variantes, el juego interior se antoja ostensiblemente más pobre.

La reincorporación de Santiago debería paliar en parte las carencias que se presumían antes de comenzar la temporada, pero aun así. Mi ausencia me impidió presenciar los partidos de la temporada pasada en su gran mayoría, por lo que mi valoración sobre el impacto que pueda tener este jugador sobre el equipo se ve irremediablemente reducida. La sensación que tuve desde fuera era la de que, siendo un buen jugador, tampoco se puede decir que marcara diferencias en la liga de una manera arrolladora. Además, esperemos que el jugador puertorriqueño no se vea afectado por el mismo mal que ya sufrió Fran Vázquez y al que ya hemos hecho mención más arriba: lo diferente que es jugar junto a Garbajosa de jugar sin él. Y, aún más, hemos de esperar que ningún equipo de la NBA llame a su puerta a lo largo de la temporada. Asimismo me gustaría reseñar los acertados comentarios realizados por Valdis y Konrad: el primero, sobre la impresión de bajada de pantalones que queda de cara a los jugadores y representantes americanos o con aspiraciones NBA con los que queramos negociar, dejando muy claro que nos pueden tomar por el pito del sereno; el segundo, ponía el grito en el cielo cuando supo que el nuevo contrato de Santiago es de dos años y que cuenta con cláusula de escape al final del primero, asegurando que el verano que viene volvamos a tener culebrón. ¿No sería más lógico, se preguntaba Konrad, firmar o por uno o por dos? Pues no, y parece que el propio Santiago se convertirá en el primer caso al que aplicar el apunte de Valdis.

Por lo demás, ni Pietrus ni Lorbek ni De Miguel parecen jugadores capaces de hacer olvidar a Garbajosa, por mucho que no sean malos jugadores y que puedan resultar útiles, cada uno a su manera. El más cercano por características de juego es Lorbek, quien en los partidos previos al inicio de la liga pareció mostrar una muñeca interesante para el lanzamiento exterior, pero sus primeras actuaciones en la competición han sido muy decepcionantes (en especial su horrendo porcentaje de tiros libres). Veremos cómo evoluciona. Es especialmente sangrante, sin embargo, la contratación de De Miguel, pese a lo que puede aportar desde el banquillo: su contrato progresivo de 3 años que le permitirá plantarse en los 35 cobrando más de 600000 euros es el plan de pensiones más cojonudo de la Historia. Si ya me eché las manos a la cabeza cuando me enteré de las condiciones del contrato, la testimonial presencia en el juego que le está concediendo Scariolo hace inevitable preguntarse si es necesario gastarse tanto dinero en un jugador cuya única misión parece, por lo tanto, cubrir el cupo de jugadores seleccionables.

Capítulo aparte merece Carlos Jiménez. Todo el verano leía incrédulo los rumores que apuntaban a que habíamos fichado al madrileño con la intención de hacerle jugar de 4. De hecho, hubo en el foro verde quien proponía su fichaje (antes de que éste se produjera) con la idea de que fuese el sustituto de Garbajosa al tener ambos un estilo de juego similar. Interesante silogismo, sin duda, el que concluye que, como Garbajosa es un 4 exterior y Jiménez un 3 interior, más o menos viene a ser lo mismo. Nada más lejos de la realidad: Garbajosa sale al exterior porque marca las diferencias gracias a su tiro, a su velocidad y a su capacidad para penetrar; Carlos Jiménez no es ninguna bala y, muchísimo menos, una muñeca privilegiada. Garbajosa puede liderar al equipo en el aspecto anotador, incluso en los momentos calientes; más nos vale no depender de Carlos Jiménez para que haga lo propio.

Pero más allá de la comparación con Garbajosa, sigo sin ver que jugar con Jiménez de 4 sea una buena idea. El problema es que, como 3, es de lo mejorcito a lo que podríamos aspirar; como 4, no pasa de ser un buen jugador por el que no creo que merezca la pena desembolsar la cantidad que nos ha costado el ex-colegial. Por ejemplo, su extraordinaria capacidad reboteadora lo es en la posición de alero, pero no tanto en comparación con los jugadores interiores. Dicho de otra manera, contar con un 3 que te asegure 8 ó 10 rebotes por partido (sabiendo, pues, que además cuentas con tus jugadores interiores) con mucha regularidad es un lujo; esa cantidad en un pívot es bastante más corriente. Por otra parte, sus condiciones para defender aleros es magnífica (especialmente valiosas por no abundar los que pueden defender a aleros altos con tantas garantías); veremos lo que puede hacer cuando se las tenga que ver con un Scola.

Mucho mejor sería poder contar con él como alero. Pocas parejas de treses se me ocurren que puedan superar a la formada por él y Welsh. Para ello, quizás habría sido buena idea aprovechar el interés del Olympiakos por Marcus Brown a principios de verano; o incluso haber intentado ceder al griego un año más, hasta que el norteamericano concluyese su contrato. Brown, que ha sido uno de los mejores jugadores del continente en la última década, no me dio la sensación (hay que recordar que desde fuera) de haber hecho una temporada tan extraordinaria como para convertirle en imprescindible y, lo que es más, justificar su millonaria ficha. Aunque, ahora que le hemos mantenido, he de reconocer que creo que nos puede venir muy bien contar con él a la hora de jugarse con garantías las patatas calientes para las que tanta incompetencia demostramos ayer.

Por lo demás, como comentábamos más arriba, tenemos una línea exterior estupenda: una pareja de bases muy complementaria, tiro, defensa, jugadores físicos, inteligentes, rápidos… El problema es que quizás hasta nos sobre alguno.

Y es que una de las características de la plantilla que en principio parecen favorables (o así lo son entendidas por la mayoría), puede convertirse en un arma de doble filo: la extensión de banquillo. De Miguel, por ejemplo, está jugando muy poco; cuando Santiago se reincorpore, es de suponer que desaparecerá del todo. Pero es que, además, Pietrus y/o Lorbek -cuyos minutos como 5 decrecerían vertiginosamente- también verán disminuida su participación… salvo que éstos pasen a desempeñar la posición de 4, enviando a Jiménez a su puesto natural, caso en el que tendríamos a tres escoltas sin posibilidad de que ninguno jugase minutos de 3… a menos que el sacrificado fuese Welsh, lo que no parece probable. Resumiendo, que parece complicado (salvo que Scariolo haga las rotaciones con la calculadora en la mano para dividir equitativamente los minutos entre todos) que no haya un par de jugadores que terminen la temporada con la lengua gastada de tanto chupar banquillo. Y yo siempre he sido partidario de invertir el dinero que éstos cobran (que, como son de un nivel alto, no serán cuatro perras) en los que sí juegan. Por no hablar los posibles descontentos que se pudieran generar en el vestuario.

Para ir terminando, cabe hacerse una pregunta con la que volvemos al principio de este mastodóntico texto: ¿es preocupante la situación? No debería serlo. Como decíamos, los equipos de Scariolo suelen comenzar mal, para ir de menos a más (circunstancia que conlleva unos riesgos minimizados esta temporada por la celebración en Málaga de la Copa del Rey). Y, para qué negarlo, creo que el italiano se ha ganado un crédito con su extraordinaria trayectoria al frente del equipo que obliga a confiar en él y en su criterio. Ahora bien, si las cosas no saliesen tan bien como esperamos, creo que un año de transición sería asumible gracias al trienio de Euroliga que tenemos garantizado. Especialmente porque creo que este equipo (con jugadores como Cabezas, Berni, Vassiliadis, Welsh, Lorbek o Pietrus, aún muy jóvenes) a medio plazo puede hacer cosas realmente importantes a poco que movamos ficha con algo de acierto próximamente.